EL ABORDAJE VINCULAR FAMILIAR EN ORIENTACIÓN VOCACIONAL

El Abordaje Vincular-Familiar en Orientación Vocacional: Un Nuevo Enfoque Preventivo y Terapéutico. Informe de una Investigación Cualitativa sobre Modelos de Autoridad en la Familia y Nuevas Sintomatologías Vocacionales realizada en base a 158 consultas vocacionales. Publicado en Actualidad Psicológica de Diciembre de 2003
Por la Lic.Claudia Messing

I-El Abordaje Vincular-familiar en Orientación Vocacional y Ocupacional. Un nuevo enfoque preventivo y terapéutico.

A. El Abordaje Vincular-familiar en O.V.:

Desde hace más de 10 años vengo planteando a través de distintos medios masivos de comunicación, revistas especializadas y congresos profesionales la presencia cada vez más generalizada de nuevas sintomatologías en el campo de la Orientación Vocacional y Ocupacional que son las que motivaron y originaron este nuevo abordaje:.

Fragilidad y falta de consistencia de los intereses vocacionales.
Desmotivación y abandono de los estudios universitarios.
Conductas Fóbicas y problemas de aprendizaje.
Dificultades para desarrollar una posición activa en el mundo ocupacional.
Pertenezco a una generación de Orientadores Vocacionales que en la década del 80, recogiendo todo el bagaje que Rodolfo Bohoslavsky había aportado con su “Estrategia Clínica”(1), en la que se diferenciaba rotundamente de la psicometría, y amparados por el auge del Psicodrama y la Psicología Social de Enrique Pichón Riviére en la Argentina, nos volcamos a la creación de recursos y técnicas lúdicas, gráficas, psicodramáticas, para permitirles a los jóvenes acceder en el breve tiempo de la orientación vocacional a un autoconocimiento y conocimiento de la realidad exterior de las carreras y las ocupaciones.

Pero desde hace aproximadamente diez años comencé a percibir que cada vez más crecía el número de jóvenes cuyos problemas de desorientación vocacional no se resolvían con técnicas activas, ni psicodramáticas, ni lúdicas, ni gráficas, ni con tests de intereses o aptitudes, ni con los abordajes clínicos tradicionales. Nos encontrábamos con jóvenes que querían y quieren seguir estudiando después del secundario, pero que no se sienten atraídos en forma consistente hacia ningún campo ocupacional. Nada los convence, ni los “seduce suficientemente”. No pueden elegir una carrera con convicción porque no logran distinguir ni descubrir dentro de sí mismos ningún campo de intereses que les resulte suficientemente atractivo y si lo hacen no pueden luego sostenerlo. Muchos cambian de carrera en carrera pensando que el problema es que no encontraron su “verdadera vocación”, sin percibir que el problema es interno y nada los motiva verdaderamente o no logran sostener sus objetivos. La mayoría arrastra graves problemas de aprendizaje del colegio secundario, y pueden estar varios años para aprobar el ciclo básico de la U.B.A. sin entrar en graves contradicciones. Muchos no logran sentarse a estudiar, ni pueden concentrarse, ni mucho menos organizar un método de estudio medianamente eficaz porque el estudio les despierta conductas fóbicas y evitativas.

No nos referimos entonces a la tradicional desorientación vocacional por falta de información de las carreras, o falta de reconocimiento de los propios intereses, ni a la elaboración de mandatos familiares, ni a los conflictos o dudas entre varias carreras. Estamos hablando de inmadurez, de apatía, de falta de intereses vocacionales o fragilidad de los mismos, de indiferencia, de desconexión emocional y de conductas fóbicas ante el aprendizaje; de jóvenes pasivos y/o contestatarios ubicados interiormente en un vínculo de igual a igual con los adultos, que no consiguen proyectarse hacia el exterior de sus familias y quedan retenidos en una situación de confusión e indiscriminación.

Estamos hablando de una problemática que por su envergadura excede los parámetros y recursos de la orientación vocacional tradicional. Antes estos jóvenes hubieran sido definidos como pertenecientes a la categoría de “no orientables”, “predilemáticos”, derivables a una consulta psicoterapeutica. (Bohoslavsky, 1976). Hoy por su masividad como fenómeno constituyen una respuesta fallida a todo un conjunto de situaciones familiares y sociales acerca de los cuales los orientadores vocacionales debemos extraer nuevas conclusiones y elaborar nuevos instrumentos de abordaje.
Carecemos hasta el momento de estadísticas directas que nos permitan evaluar la magnitud de este fenómeno que detectamos cada día en el consultorio y en la vida cotidiana, pero sí podemos inferir su verdadera dimensión si pensamos que sólo el 11% de los ingresantes se reciben en las Universidades Nacionales y el 50% de los estudiantes desertan en primer año.
B. Las grandes vertientes de este problema:
Estas nuevas sintomatologías vocacionales son el producto de una compleja interacción y potenciación de factores entre los cuales sin lugar a dudas la crisis socioeconómica ocupa el lugar predominante impactando y multiplicando todas las otras dimensiones del problema. Pensemos que hemos pasado del 19% de estudiantes que se recibían en 1998 al 11 % en el año 2000, todavía antes de la crisis de diciembre del 2001.
1. La crisis económica: Este aumento de la desorientación vocacional y abandono de los estudios superiores es sin lugar a dudas, correlativa a la crisis de nuestra economía, a la falta de proyecto como país, al crecimiento de la desocupación y la desmoralización.: “Para qué estudiar si después no va a haber trabajo”. Por otro lado la crisis económica por su efecto directo de exclusión deja cada vez más jóvenes afuera del circuito del estudio y del trabajo. Según las últimas cifras del Indec, sobre 6.5 millones de jóvenes entre 15 y 24 años, 1.300.000 no estudian ni trabajan. (Clarín- Viva 26-10-03). Hemos pasado de una población marginal del 13,8 % de los jóvenes en 1999, al 20 % en cuatro años .
2. La crisis de valores y de autoridad a nivel social. La crisis de valores de la posmodernidad se ha particularizado y agravado en nuestro país por la impunidad de los responsables del proceso militar, la incompetencia y la corrupción de los gobiernos de turno, los partidos políticos y el poder judicial, y por último el saqueo y la violación de los ahorros privados y la pauperización y la violencia consecuentes al 20 de diciembre del año 2001. La crisis de credibilidad y de valores que nos afecta como nación, se ha instalado desde hace mucho en los jóvenes generando un sentimiento de descreimiento generalizado: “para qué estudiar, si el modelo de los que triunfan no pasa por el estudio”. El proceso militar en la Argentina y la impunidad consiguiente productora de los actuales niveles de corrupción han minado el concepto de autoridad a nivel social. A partir de la actual derogación de las leyes de punto final y obediencia debida se abre una nueva perspectiva de restablecer valores perdidos en nuestra sociedad.
3. Los mensajes contradictorios y paradojales.: a) La devaluación de los títulos superiores.
El ingreso irrestricto a los estudios superiores ha funcionado como válvula de escape y contención de enorme cantidad de jóvenes, correlativamente al achicamiento del mercado de empleo en la Argentina, produciendo la gran devaluación de los títulos, en función de su superabundancia. Por otro lado aunque se sabe perfectamente que un título universitario no es garantía de trabajo, ni de remuneración acorde a ese nivel de estudio, constituyen no obstante un requerimiento indispensable para acceder al mercado ocupacional.
b).El aumento de los requerimientos educativos: A partir de 1990 y especialmente a partir de la crisis de 1995 se prolongan hasta el nivel de posgrado y actualmente la maestría, los requisitos cuasi indispensables para aspirar a una relativa inserción en el mercado ocupacional.
c-La Multiplicación de la Oferta Educativa.: Otro de los mensajes paradojales que confunde e impacta a los jóvenes es la multiplicación de la oferta educativa. Paralelamente y al compás del crecimiento de la desocupación aumentan constantemente, las ofertas privadas de estudios terciarios y universitarios. Hoy la educación privada se ha extendido desde el nivel preescolar hasta el post-universitario, favoreciendo a las Universidades con el otorgamiento de títulos oficiales como únicos garantes de la formación de post-grado y también ahora, más recientemente, permitiendo la obtención del título de grado a los egresados de los institutos terciarios, a través de convenios con las Universidades. De esta manera las personas se ven empujadas a una prolongación permanente de sus años de estudio que en muchos casos sustituye y/o retarda la inserción directa en el mercado de trabajo.
4. La Crisis del Secundario y las paradojas del sistema educativo:
Todo esto ocurre mientras se amplía la brecha entre la preparación de los alumnos del nivel secundario y las exigencias del nivel universitario en especial a nivel estatal. Las exigencias de los estudios superiores rebasan las capacidades adquiridas en los estudios secundarios con excepción de ciertos colegios universitarios y privados. Los jóvenes salen del secundario sin haber incorporado las competencias básicas para entrar a la universidad lo que agrega más miedo y desmoralización a la mayoría de ellos. La segmentación de la educación, permite paradojalmente que sólo los provenientes de los mejores colegios privados o colegios universitarios puedan aspirar a ingresar con éxito en la Universidades estatales.
5. El desconocimiento de las carreras y la propia inmadurez de la Adolescencia.
Sin duda existe entre los jóvenes una gran dosis de desconocimiento de los contenidos de las carreras universitarias, y también la propia inmadurez de la adolescencia aporta su dosis de confusión, indefinición y falta de conocimiento de sí mismos, propias de los 17 o 18 años. Pero hay que tener en cuenta que estas sintomatologías mencionadas no se resuelven con la edad, sino que se prolongan y se sostienen en muchísimos casos mucho más allá, hasta los 25 y casi 30 años en algunos casos, en función de las dificultades que tienen los padres para establecer modelos de contención y diferenciación dentro de las familias.
6. Crisis de Autoridad y contención dentro de las familias.
Todas estas variables mencionadas, impactan especialmente sobre la propia crisis adolescente, en función de las gravísimas dificultades que atraviesan los padres desde hace años y particularmente en este contexto, para construir nuevos modelos de autoridad, capaces de contener a los jóvenes con firmeza y con afecto.
Los padres han flexibilizado sus roles dentro de las familias y nunca como hasta ahora se ha avanzado en cercanía e inclusión en el vínculo con los hijos, pero este modelo de crianza ha producido como consecuencia indeseada una falta de diferenciación entre padres e hijos que afecta profundamente el proceso madurativo y de salida al mundo exterior de los mismos. Los padres establecen con sus hijos vínculos simétricos, permitiendo a sus hijos el enfrentamiento de igual a igual sin conocer el daño que esto les produce.
Estamos hablando de fallas importantes en aquello que conocemos como función paterna, la función simbólica de límite y diferenciación que cumple el padre cuando separa a los hijos de la madre y los acompaña hacia el exterior, el mundo de la palabra escrita, del estudio, del trabajo y del dinero. Esta función es tan importante porque permite que los hijos puedan volver a entregarse al vínculo materno sin temor a quedar atrapados. De la capacidad de entrega al vínculo amoroso con la madre depende nuestra capacidad de entrega a los objetos vocacionales y otros objetos de amor.

Cuando esta función paterna no se cumple satisfactoriamente los hijos intentan separarse por sí mismos y lo hacen a través de la distancia, el maltrato en la comunicación, la desconexión emocional y la producción de otras sintomatologías actuales. Esto es lo que ocurre actualmente en función de las importantes fallas de ambos padres para cumplir esta función de límite y separación.

En una investigación realizada en el año 2001 entre 84 familias que me consultaron por problemáticas vocacionales y emocionales de 154 jóvenes, cuyos resultados fueron publicados en La Nación (25-5-02 ), el modelo de autoridad predominante en el 77% de los casos era el enfrentamiento de igual a igual entre padres e hijos y en el 14,2 % los hijos autoritarios mandaban. Al año siguiente en el 2002 el porcentaje de hijos autoritarios que mandaban en sus casas se duplicó alcanzando el 23%.

Otro de los resultados más significativos de esta investigación fue detectar como estos jóvenes viven con gran naturalidad la desubicación en sus hogares disponiendo de los padres o de los recursos familiares como si fuesen propios. Estos rasgos de enfrentamiento y desubicación , tienen la particularidad de no ser registrados como problemáticos en los hijos, sino que son compatibles con una valoración positiva hacia sus familias.

C. Porqué falla actualmente la función paterna de límite y diferenciación.
1. En primer lugar la función paterna es ahora una función de la pareja de padres. Dos adultos con sus respectivas historias deben consensuar acerca de los límites en la familia y para ello deben aprender a trabajar en equipo.
2. La autoridad ya no se establece por decreto. Debe ser reconocida y aceptada por los hijos. Los padres establecen con sus hijos un tipo de vinculación y comunicación muchísimo más cercana y afectuosa. A la hora de poner los límites les resulta más difícil mantener una buena diferenciación.
3. La autoridad de los padres es mucho más difícil de sostener en un mundo sin certezas. La autoridad monolítica del patriarcado estaba acompañada por un mundo jerárquico y predecible. Nosotros estamos signados por la incertidumbre, la inseguridad, la desocupación, la falta de garantías y de certezas No es tan fácil saber que hacer.
4. Es mucho más difícil poner límites aprendiendo a confiar en los propios apoyos. Para poner límites hoy es necesario aprender a confiar en los propios apoyos y en la propia percepción. Y para ello hay que poder valorizarse y conectarse emocionalmente con cada situación y con las posibilidades madurativas del otro. Esta valorización y confianza en la propia percepción ha sido profundamente debilitada por la falta de confiabilidad y credibilidad externas.
5. El concepto de autoridad a nivel político y social está degradado. El concepto de autoridad a nivel social ha sido profundamente degradado y asociado a gobiernos militares, corrupción, impunidad y violencia. Todavía estamos atravesando las consecuencias desvastadoras que el proceso militar en la Argentina y los años de impunidad y corrupción subsiguientes ejercieron y ejercen sobre la identidad de las personas.
6. Secuelas de la educación autoritaria: También estamos intentando elaborar las consecuencias de la educación autoritaria que ha dejado secuelas profundas en el psiquismo de los padres, y/o abuelos, de miedo, soledad y desprotección. Los padres no quieren ser violentos con sus hijos, confunden autoridad con autoritarismo y permiten a sus hijos el enfrentamiento con ellos mismos en un plano de igualdad sin saber las gravísimas consecuencias que esto les provoca.
7. Muchos padres carecen de los apoyos internos de sus propios padres.
Ya sea por los resabios de la educación autoritaria y distante, o por secuelas de la inmigración o pérdidas tempranas en la familia, existen muchísimos padres que han quedado desconectados emocionalmente de sus propios padres. Estas pérdidas bruscas y secuelas del autoritarismo producen un efecto de disociación y desconexión emocional como método de defensa ante el dolor semejantes a las descriptas por Winnicott como falso self ante vivencias de separaciones prematuras entre la mamá y el bebé (2), que luego se transmiten de inc. a inc. entre padres e hijos cuanto mayor sea la simetría en este vínculo. Esta es una de las consecuencias más desconocidas y perjudiciales de este modelo simétrico de crianza, que produce, por el efecto de indiscriminación, que los hijos queden pegados y confundidos con vivencias y heridas traumáticas que no les pertenecen.

Cuando los propios apoyos internos están debilitados, es muy difícil confiar en la propia percepción y se busca habitualmente compensar esa falta de amor, en la aprobación y amor de los propios hijos. Ahí es donde los padres quedan debilitados e inseguros, esperando que sus hijos los comprendan y acepten rápidamente, enojándose con facilidad y enfrentándose de igual a igual. Los hijos ante la percepción inconsciente de ese nivel de demanda, van a tratar de huir de un vínculo que les resulta asfixiante, y lo van a hacer a través de la distancia, el maltrato, la desconexión emocional y la fabricación inconsciente de síntomas que les produzcan una cierta separación. Cuando los padres logran restablecer la conexión y el apoyo en sus propios padres surgen inmediatamente gestos de firmeza ante los hijos y la consecuente aceptación.
8. Por último los padres en su mayoría no saben trabajar en equipo Lo hacen por separado intentando reparar el viejo modelo donde la mamá era intermediaria entre los hijos y el padre. Los padres varones en su mayoría participan activamente en el proceso de crianza, reforzando la función materna, pero a la hora de poner los límites no quieren “ser los malos de la película” y les cuesta mucho intervenir, porque confunden autoridad con autoritarismo, porque no tienen todavía saldadas las cuentas con su propio papá autoritario o distante, o que no supo intervenir. Entonces cuando intentan poner límites, dan grandes discursos, aconsejan, y cuando se irritan, recaen finalmente en el viejo autoritarismo; luego se arrepienten y piden disculpas buscando ser comprendidos por los hijos, o se retiran para no ser violentos.
Las madres intentando no repetir el viejo modelo de mamá intermediaria los dejan solos, con lo cual, los hijos que se han criado con nuestra propia alergia al autoritarismo, aprovechan cualquier palabra equivocada para recurrir a su derecho a la rebelión, o callan en silencio expulsando la palabra y el límite paterno. Cuando las madres son las que intentan poner límites, al no contar con la inclusión del padre, y/o con la suficiente autoestima como para proponer un modelo de contención firme y afectuoso se desesperan y también son expulsadas por los hijos. También subsisten todavía muchísimas familias donde la mujer es tratada por el hombre con violencia o desvalorización frente a los hijos. En estos casos algunos hijos se identifican con el maltrato del padre hacia la madre reproduciendo esa situación.

II- Informe de una investigación cualitativa sobre modelos de autoridad en la familia y nuevas sintomatologías vocacionales.
A. Objetivos de la investigación : Esta investigación cualitativa tiene como objeto mostrar cómo el Modelo de Autoridad en la Familia influye fuertemente sobre las posibilidades de los jóvenes de organizar proyectos vocacionales consistentes y/o concluir sus estudios y propone un nuevo abordaje vincular-familiar para el tratamiento y prevención de las sintomatologías vocacionales actuales.
B. Definición de la muestra: La investigación se ha realizado en base al estudio en profundidad de 158 consultas vocacionales de jóvenes entre 17 y 29 años, atendidas personalmente en forma privada en los últimos cinco años con un Abordaje Vincular–Familiar entre familias de clase media cuyos datos han sido procesados con el Programa de Investigación SPSS.
Modelos de Autoridad en la Familia: En esta muestra de jóvenes consultantes, el Modelo de Autoridad predominante en la Familia es el enfrentamiento de igual a igual entre padres e hijos (Modelo Simétrico) en el 60% de los casos, mientras que en el 27% los hijos autoritarios mandan y sólo en el 13% los hijos reconocen y aceptan la autoridad de los padres.

C. Resultados de la investigación:
1. Sobre 158 consultas vocacionales sólo 24 jóvenes (15 %) pudieron organizar proyectos vocacionales u ocupacionales consistentes a partir del proceso tradicional de Orientación Vocacional.
2. Los restantes 134 jóvenes (85%) presentaban algunas de las nuevas sintomatologías vocacionales y necesitaron un abordaje vincular-familiar para resolver su problemática vocacional.
3. Las Nuevas Sintomatologías Vocacionales detectadas son:
– Fragilidad y falta de consistencia de de los intereses vocacionales: 108 casos (68%).
– Apatía y Desmotivación:111 casos (70 %)
-Conductas fóbicas ante el aprendizaje: 107 casos (68%)
-Dificultades de aprendizaje : 88 casos (56%)
-Abandono de los estudios: 69 casos (43% ).
4. Estos 134 jóvenes que necesitaron una estrategia vincular-familiar para poder definir su proyecto vocacional o superar sus conductas fóbicas ante el aprendizaje, pertenecían en el 100 % de los casos a los Modelos de Autoridad Simétrico (69%) o Autoritario o donde los hijos mandaban.(31%) .
5. El 83% de los consultantes que pudieron organizar proyectos consistentes a partir de un proceso tradicional de O.V. pertenecían al Modelo de Aceptación de la Autoridad de los padres.

D. Consecuencias de los modelos simétrico y autoritario de los hijos, sobre el plano de lo vocacional.

La falta de diferenciación entre padres e hijos afecta profundamente el proceso madurativo y de salida al mundo exterior de los hijos, trayendo graves consecuencias en la organización y maduración de sus intereses vocacionales y de su posibilidad de entrega y compromiso con la situación de aprendizaje. En esta investigación los jóvenes presentaban las siguientes sintomatologías en el momento de realizar la consulta:

a. Fragilidad en los intereses vocacionales (68%). Desmotivación y Apatía (70.3% ):
Cuando los padres tratan a sus hijos como iguales o responden a su natural enfrentamiento adolescente en forma simétrica, producen en los hijos un efecto de desubicación que los coloca en un lugar de saber a partir del cual no logran estar verdaderamente motivados para aprender. “Si yo soy tan grande como mis padres, ya sé, por lo tanto no tengo mucho para aprender”. Estudiar se convierte en la mayoría de los casos, más en una obligación o necesidad impuesta por las dificultades del medio que una verdadera motivación hacia el estudio; los intereses vocacionales que aparecen a partir de allí son frágiles e inconsistentes.
b. Conductas Fóbicas y evitativas ante el aprendizaje (66,5%): La falta de límites desencadena situaciones fóbicas y evitativas (miedo a quedar atrapados) ante el aprendizaje, que hacen sumamente dificultosa la aprobación de los exámenes ya que no se pueden concentrar ni sentar a estudiar. Así se prolongan muchísimo más allá de lo esperado los tiempos de cursado.
c. Abandono de los estudios (43%): La combinación de la fragilidad de los intereses y las conductas fóbicas ante el aprendizaje determina finalmente el abandono de la carrera.
d. Dificultades de aprendizaje: Al estar en un lugar de saber les cuesta mucho aprender, jerarquizar, diferenciar, en el estudio y en la vida cotidianaza. Esto se traduce, en algunos casos, en dificultades para la comprensión y manejo de las categorías abstractas de los estudios superiores, que se suman a las ya heredadas del colegio secundario. El 55% de los jóvenes incluidos en esta investigación tenían fuertes dificultades de aprendizaje a pesar de su inteligencia.
e. Sobrexigencia interna (82,3%): El permiso de los padres para el enfrentamiento de igual a igual también produce en los hijos un efecto de desubicación que los coloca en un lugar de gran exigencia interna porque “tienen que saber antes de aprender”.
f. Temor e inseguridad frente al mundo del afuera (74%) : Esta ubicación como “grandes dentro de la casa” los hace engañarse acerca de sus verdaderas posibilidades y los deja inseguros y “temerosos frente al mundo del afuera”.
g. Desvalorización y desjerarquización de los propios intereses (70,3%): Si no puedo respetar, valorizar y jerarquizar a mis padres tampoco puedo respetar valorizar, ni jerarquizar mis propios intereses vocacionales, “todo me da igual, nada me parece muy valioso, ni lo suficientemente interesante”.
h. Desconexión emocional de sus propios intereses vocacionales (79%) : Una de las consecuencias más graves y desconocidas de la simetría en el vínculo entre padres e hijos es la distancia emocional a la que recurren los jóvenes ante la falta de límites, buscando una protección frente a los impulsos de la adolescencia, que luego los deja distantes y desconectados de sí mismos como para percibir los propios intereses vocacionales.
La excesiva cercanía y confusión de roles entre padres e hijos que explota en la pubertad y adolescencia hace que los hijos busquen inconscientemente suplantar la falta de límites con una gran distancia emocional con sus padres que les sirve de protección frente a la amenaza de sus propios impulsos inconscientes amorosos y agresivos característicos de la edad, pero que los deja en un estado de desconexión emocional. Este distancia emocional o pérdida del contacto afectivo y comunicativo con los padres se extiende luego al resto del mundo externo aislándolos del contacto fluido con la realidad externa, dificultando sus procesos de aprendizaje, empobreciendo sus intereses vitales y vocacionales y también por supuesto desconectándolos de sí mismos. A partir de allí no pueden percibir con claridad sus propios intereses vocacionales, ni tener un registro claro de sí mismos, ni entusiasmarse, ni apasionarse justamente porque han quedado desconectados. Justamente la mayor gravedad de esta sintomatología es que no es registrada concientemente ni considerada por lo tanto como un problema.
i. Pasividad, apatía (70%) y desubicación en el mundo exterior (73%): La falta de límites los deja en el mundo materno donde no es necesario insistir, ni aprender a comunicarse, porque se espera ser adivinado, donde se dispone del otro y del hogar familiar, porque no se ha producido un buen proceso de individuación y discriminación.

III. El abordaje terapéutico vincular-familiar en O.V.:

El abordaje vincular-familiar en O.V. prepara a los orientadores vocacionales para diagnosticar las dificultades en el posicionamiento de los jóvenes en el interior de su familia e intervenir cuando sea necesario para restablecer un vínculo de comunicación, respeto y diferenciación. La recuperación del contacto comunicativo y la expresión de los afectos permite la salida de la desconexión emocional y la reconexión consigo mismos para poder percibir los propios intereses vocacionales.

La recuperación del respeto y la renuncia al maltrato y la violencia en la comunicación con los padres, permite a los jóvenes recuperar inmediatamente el respeto por sus propios intereses vocacionales. El aprendizaje de una posición activa en la comunicación, a través del ejercicio de la insistencia, el pedido y la expresión de las propias emociones sin sometimiento ni desubicación, prepara a los jóvenes para vencer los obstáculos de la vida universitaria y también de la vida laboral.

La reincorporación de los padres como figuras protectoras permite la salida de las situaciones fóbicas que provoca el aprendizaje. La recuperación de las jerarquías permite a su vez jerarquizar y seleccionar entre los propios intereses para poder arribar a una decisión.

Este enfoque vincular-familiar permite en un momento de intensa motivación y preocupación por el futuro de los hijos encontrar un camino de reubicación de los roles en la familia que libera a los hijos de la atadura que los mantiene comprometidos y retenidos instisfactoriamente en el interior de sus familias.

1. Bohoslavsky, R.“Orientación Vocacional. La estrategia clínica.” Ed. Nueva Visión. Bs.As. l976.
2.. Winnicott D.W.: “Realidad y Juego” Editorial Gedisa Bs. As. l972
3. Messing.C. Trabajos previos en relación a la temática:
-“El abordaje vincular- familiar de las nuevas sintomatologías vocacionales”. Exposición Oficial en O.V. en el II Congreso Electrónico Internacional de Psicopedagogía organizado por la Lic. María Cristina Priegue Dir. del Boletín Informático de Orientación Vocacional y Problemas de Aprendizaje: Estudiar Hoy. 30-4 al 10-6-03.
– “La Fragilidad de los Intereses Vocacionales : Una Nueva Sintomatología social”. Su Abordaje a través de la familia”. Trabajo presentado en el X Seminario Argentino de Orientación Vocacional: Vocación y Trabajo- El Trabajo del Orientador. Organizado por Apora y la Universidad de Palermo en Noviembre de 1998
– “La falta de diferenciación entre padres e hijos y las dificultades de adaptación a los estudios universitarios.” “Propuesta de investigación de la actitud y maduración de los ingresantes”. Trabajo presentado a las V Jornadas Nacionales de Orientadores Vocacionales de Universidades Nacionales: “Transición Escuela-Universidad. El primer año en la Universidad.” Noviembre 1999.
-“¿Porqué fracasan los límites dentro de la familia ? El nuevo rol de la mujer y la salida del modelo autoritario”. Trabajo presentado a la 2da. Jornada Latinoamericana de Psicología Social- 4ta. Jornada de Homenaje al Dr. Enrique Pichon Riviere realizada entre el 26 al 29 de Octubre de 2000.
-Los nuevos problemas vocacionales. Entrevista publicada por La Nación- 13-9-03.
“El riesgo de tratar a los hijos de igual a igual” Entrevista publicada por “La Nación” Sección Psicología el 25-5-02; “Los jóvenes y su salida al mundo “ Artículo publicado por “La Nación” Estudiantes el 2-4-00; “Perfiles faltos de actitud” Columna publicada por “Clarín EyRRHH” el 19–3-00 ; “El miedo a la responsabilidad” Artículo publicado por “Clarín- EyRRHH” el 6-2-00 ; “Actitudes aprendidas en casa” Artículo publicado por “La Nación – Empleos” 26–12-99;. “El desarrollo de capacidades y cualidades emocionales” Artículo publicado por “La Nación-Empleos” el 8- 8 –99; “Jóvenes sin capacidad de elegir su futuro” Artículo publicado por el “La Nación”-Estudiantes el 19–7-98.;“Desorientación vocacional:¿ Un nuevo síntoma de nuestra época? Artículo publicado por “El Cronista”el 28 –1-98. “La mayor preocupación es armar un proyecto laboral” Entrevista publicada por Clara Zapiola para el diario “La Nación”-Estudiantes el 4-1-98; “Dudas a la hora de la primera gran elección”: Entrevista realizada por Alba Picasso para el diario “La Nación”, Página de los Estudiantes, 9-6-96; “El alumno secundario ante el egreso de la escuela media”: Tesis de Sociología publicada por FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), Bs. As. 1984.

Lic.Claudia Messing