MAS DESMOTIVADOS QUE INDECISOS

ENTREVISTA A CLAUDIA MESSING
SUPLEMENTO DE ORIENTACION VOCACIONAL DE LA NACION

DOMINGO 24 de JUNIO de 2007

 

Una relación simétrica con los padres explica la apatía de los chicos.Para Claudia Messing establecer diferencias en las relaciones familiares ayuda a los chicos a reconocer sus intereses.

Elegir una carrera puede ser la parte más sencilla de resolver cuando terminar el secundario causa angustia. Cada vez más, el problema es que nada despierta interés, o que tras algunas semanas o meses de entusiasmo aparecen la apatía, el miedo a no poder, las ganas de abandonar la carrera elegida.

“Mas que desorientación hay desmotivación, insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes”, dice la psicóloga y terapeuta familiar Claudia Messing. Según señala, su trabajo ha demostrado que estas dificultades vocacionales se suelen dar en jóvenes que tienen “una relación simétrica” con sus padres. En otras palabras son tratados como adultos desde chicos, lo que les hace incorporar un falso ideal de autosuficiencia y autoabastecimienteo que en realidad los deja desmotivados, temerosos y con poca disposición a aprender. O les hace quedarse pegados a las experiencias de sus padres, lo que condiciona sus propias elecciones.

Por eso, para Messing, directora de la Escuela de Posgrado en Orientación Vocacional Vincular-Familiar, los procesos de orientación no pueden prescindir de un trabajo paralelo con los padres. “Lo único que los padres no pueden permitir es el maltrato en la comunicación. Si restablecen el lugar de hijo y padre, los chicos recuperan la conexión consigo mismos y pueden reconocer sus propios intereses”, dijo, apoyándose en su trabajo con padres e hijos, que recoge en el libro Desmotivación, insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes (Noveduc) que publicará en breve.

-¿Qué se dice cuando se habla de desorientación vocacional?
-Hoy nos encontramos con dos problemáticas. Los jóvenes que quieren seguir estudiando, presionados por el mercado que exige estudiar, pero sin tener motivación hacia ninguna carrera en particular. Y otro grupo más numeroso, que son los que sí tienen intereses definidos o que logran identificarlos, pero no pueden sostenerlos, se desmotivan o se sienten insatisfechos.

-¿Por qué ?
-Es el resultado de dos variables. Por un lado, las transformaciones de las sociedades contemporáneas, con la pérdida de seguridad en la condición salarial, la pérdida de confianza en el estudio para el acceso al trabajo y a la vez la multiplicación de las exigencias y capacitaciones que hay que realizar para llegar a un empleo. Apostar a un camino tan exigente, que no saben si los va a llevar a su objetivo, es muy desmoralizante. Por otra parte la escuela y la familia como instituciones están debilitadas y se cede al mercado de consumo y a los medios gran parte de su función estructurante. Transmiten, existismo, facilismo, individualismo, imágenes que impregan los proyectos de los jóvenes y contribuyen a volverlos irrealizables.

-Y la familia?
-Es el otro gran pilar de este problema, con algo en común: los vínculos son muy cercanos y demostrativos, pero a la vez simétricos e indiferenciados. Cuando hay desorientación y desmotivación encontramos estos lazos simétricos entre padres e hijos.

-¿Qué significa esta simetría?
-Los padres les transmiten a los hijos un lugar de adultez y autoabastecimiento desde que son chicos; se relacionan con ellos de igual a igual. A los hijos se les da todo el protagonismo, se les consulta toda decisión, se los pone siempre en el centro. La simetría produce una mimetización con el rol de los padres; los chicos se sienten adultos y quedan contagiados de los estados emocionales de sus padres. Es una condición imaginaria de adultez, de saber y de poder, que trae consecuencias. Cuando van al afuera sienten que tienen que saberlo todo, pero encuentran que no tienen los recursos para eso.

-¿Qué efectos tiene esto?
-La posición simétrica significa indiferenciación. Durante la adolescencia, para encontrar algún lugar de diferenciación con sus padres, los chicos se desconectan emocionalmente, pero a la vez se desconectan de sí mismos, y así les resulta difícil saber que les interesa vocacionalmente. Otro efecto es la hiperexigencia, que les produce gran temor e inseguridad. Cuando encuentran el primer obstáculo sienten que no pueden, proque sólo están preparados para que les vaya bien. Si no entienden rápido, se desmotivan.

-¿Y en la elección de la carrera?
-Es clave, porque en esa posición de saber, nada los motiva suficientemente. Se hiperexigen y sienten que tienen que decidir para toda la vida sin equivocarse, pero sin investigar ni enterarse demasiado. No hay disposición hacia el aprendizaje, porque como “son adultos” ya lo saben todo. Uno de los grandes problema de la simetría es que quedan contagiados y mimetizados con la historia de los padres y esto aparece en el momento de la elección de carrera. Están agobiados por emociones que no son propias. Esta excesiva cercanía también les impide elegir carreras semejantes a sus padres, aunque realmente tengan inclinación por esa profesión. Si se hace un proceso de orientación vocacional seguramente van encontrar lo que les gusta, pero no lo pueden sostener porque al primer obstáculo se desmotivan.

-Chocan con el sistema educativo.
-Sí, les falta disposición al aprendizaje. Cuando un padre o un profesor les quiere dar un consejo, se sienten descalificados inmediatamente, lo reciben como una crítica, no como un aporte.

-¿Cómo actuar frente a esto?
-Primero hay que reconocer que la simetría existe como dificultad. Luego, los procesos de orientación vocacional no se deben reducir a la elección de carrera, sino intervenir en el acompañamiento de los padres y los jóvenes para trabajar esta situación a partir de cambios en la comunicación. Lo único que los padres no pueden permitir es el maltrato en la comunicación. Si restablecen el lugar de hijo y padre, los hijos recuperan la capacidad de conexión emocional con sus propios intereses.

-Uno pensaría que los chicos están más preparados para la incertidumbre.
-Por el contrario, son muchísimo menos flexibles, son hiperrígidos, hiperestrictos. Se desmotivan rápidamente, y enseguida bajan los brazos. Hay que construir modelos de relación entre padres e hijos cariñosos y demostrativos, pero a la vez diferenciados; restablecer códigos de comunicación donde se logren establecer las diferencias.

Entrevista a Claudia Messing en Suplemento de Orientación Vocacional
La Nación, 24 de junio de 2007.