LOS PADRES Y LA ELECCIÓN VOCACIONAL DE LOS HIJOS

1. ¿CUÁL ES EL PAPEL DE LOS PADRES EN LA ELECCIÓN VOCACIONAL DE LOS HIJOS?.

Muchos padres ante la elección vocacional de sus hijos deciden no intervenir, para no influir sobre ellos. Esta es una posición que surge como reacción ante el exceso de mandatos y exigencias que muchos padres ejercían sobre sus hijos en épocas anteriores. Para aclarar este tema vamos a diferenciar el estímulo o la influencia familiar del mandato o la exigencia.:

EL ESTÍMULO O INFLUENCIA FAMILIAR SIEMPRE EXISTEN.

Los padres siempre influyen en la elección vocacional de los hijos, estimulando y posibilitando aprendizajes y vivencias, proporcionando modelos de identificación. Lo que nunca se puede predecir es cómo va a ser esa influencia, porque cada persona hace su propia combinatoria con los estímulos de los que dispone, armando una síntesis personal.

Por ejemplo si en una familia la música ocupa un lugar muy importante, quizás alguno de los hijos desarrolle la música como modo de vida, otro puede integrarla como elemento complementario en alguna otra profesión y otro simplemente la disfrutará. Esto tiene que ver con los procesos de identificación, que nunca son predecibles de antemano, ni objeto de la manipulación, sino que se descubren a posteriori, una vez que se han producido.

Nuestros hijos van tomando y recreando rasgos nuestros, características de personalidad, modalidades de resolver o encarar problemas, habilidades y limitaciones. Pero lo interesante y maravilloso es que estos procesos de identificación nunca son lineales ni mecánicos, siempre son originales y propios de cada sujeto. Podemos aplicar a un área totalmente nueva, habilidades y capacidades desarrolladas anteriormente por alguno de nuestros padres o abuelos. Combinando y recreando estos recursos, producimos a partir de allí situaciones totalmente novedosas. Esto quiere decir, para la tranquilidad de los padres, que los deseos de los hijos no pueden ser manipulados.

LOS ESTÍMULOS E INFLUENCIAS SON DISTINTOS A LOS MANDATOS O EXIGENCIAS:

Es importante diferenciar entonces, los procesos de identificación que constituyen nuestra identidad, de los mandatos y exigencias que a veces transmitimos de manera directa o más sutil. Por ej., expresando nuestros prejuicios respecto a determinadas carreras e idealizando otras. Pensando que sólo determinadas carreras son valiosas o “rentables” y desechando otras más desconocidas o novedosas. A veces las carreras más valorizadas coinciden con nuestros deseos inconclusos, o con mandatos de la familia ampliada a la que pertenecemos; y las carreras rechazadas con alguna experiencia personal o cercana, insatisfactoria.

Como decíamos antes, nuestros hijos hacen su propia combinatoria, y a veces lo que nosotros no pudimos, ellos sí pueden llevarlo adelante; quizás porque ellos se han identificado y valorizan aspectos nuestros, mucho más que nosotros mismos. Recuerdo una mamá docente que viene a consultarme con la hija, muy preocupada por el esfuerzo y el sufrimiento que ésta mostraba mientras realizaba el C.B.C. para Medicina. De la entrevista surgió claramente la vocación de la joven por la carrera de maestra jardinera que no se animaba a seguir para no provocar el disgusto materno. Cuando la madre se entera de esto se conmueve totalmente y accede a que su hija siga la carrera que ella deseaba.

Lo que realmente es bueno para nuestros hijos es que ellos se permitan y les permitamos la experiencia de elegir una carrera cuyas tareas y objetivos principales coincida verdaderamente con sus intereses, potencialidades y características de personalidad.

“ LA CARRERA MÁS RENTABLE ES LA QUE A UNO MÁS LE GUSTA:”

Esto es así ahora más que nunca, por el efecto nivelador que la escasez de oportunidades ocupacionales tiene, sobre casi todas las carreras universitarias. Existe superabundancia de profesionales en casi todas la carreras. Por otro lado el título universitario cada vez más se transforma en un requisito sine qua non para acceder a cualquier empleo.

Esto refuerza más que nunca la importancia de la elección en base al verdadero gusto, puesto que sólo así dispondremos de la dosis de energía y creatividad necesarias para insertarnos activamente en este difícil mercado ocupacional.

Dedicarse a aquello que antes era excéntrico o poco tradicional hoy puede convertirse en una especialidad redituable en alguien que verdaderamente disfrute de ello y esté dispuesto a también a salir a ofrecerlo. Desde un egresado de Letras que puede enseñar a comunicarse por escrito dentro de las empresas; artistas plásticos que puedan emplear su arte al servicio de la comunicación, fotógrafos, músicos, sonidistas, iluminadores, etc. que puedan ofrecer su especialidad en aquellas áreas de mayor crecimiento.Cada profesional una vez recibido tiene que descubrir su propio nicho de mercado, tiene que poder desarrollar su propio marketing estratégico y utilizar estos conocimientos en el desarrollo de algún área ocupacional.

2. ¿ SEGUIR LA PROFESION DE LOS PADRES O INSERTARSE EN LA EMPRESA FAMILIAR.?

Muchos padres, como la maestra del ej. anterior se inquietan cuando sus hijos quieren seguir la profesión de ellos, y muchos otros se decepcionan que ninguno desee continuarla,. Muchos padres ven con expectativa la inserción de los hijos en la empresa familiar y otros piensan que lo mejor para un hijo es “salir del pegoteo” y no participar del negocio familiar.

Respecto a este tema es conveniente que nos ubiquemos un poco históricamente. Los padres de los adultos que hoy tenemos hijos adolescentes eran papás muy autoritarios o muy ausentes. Ambos coincidían en la poca relación y participación directa en nuestra crianza. Muchos imponían a sus hijos una carrera y otros se mantenían absolutamente prescindentes. Participar en la empresa familiar era para los “poco capacitados”. Los verdaderamente independientes hacían su propio camino y se daban el lujo de tirar por la borda todo el esfuerzo realizado por los padres.

Hoy las cosas han cambiado. La falta de trabajo también ha puesto las cosas en su lugar en este sentido, pero esto no siempre es vivido como un logro. A pesar que la vinculación entre padres e hijos hoy es totalmente participativa y los roles se han modificado substancialmente, la rebelión interna de los adultos de esta generación contra ese padre autoritario o ausente que todavía tenemos en la cabeza, hace que nos resulte muy difícil en muchas ocasiones, asumir plenamente nuestro rol de padres y las diferencias con nuestros hijos.

Eso quiere decir que muchas veces los impulsamos inconscientemente a la rebeldía, a enfrentarnos de igual a igual. Seguir nuestra misma carrera puede ser vivido con temor a que este hijo “se esté sometiendo”. Estaríamos hablando del miedo inconsciente a quedar sometidos a nuestros propios padres.

Si los padres valoran y disfrutan su trabajo, “lo natural” es que alguno o varios de los hijos se identifique y desee continuarlo.Y esto es más natural aún, ante la falta de modelos exitosos. Los padres no deben temer esta situación, porque es el resultado de una identificación positiva. Distinto es el caso de alguien presionado a hacerse cargo de un negocio de la familia sin tener vocación alguna hacia ello.

3. LA DIFÍCIL INSERCIÓN LABORAL DE LOS JÓVENES HACE QUE PROLONGUEN SU DEPENDENCIA ECONÓMICA, AGRAVADA POR LOS GASTOS QUE DEMANDA SU EDUCACIÓN. ¿QUÉ CONSECUENCIAS ACARREA ESTA SITUACIÓN Y CÓMO MANEJARLA?

Nuevamente la clave en este punto es como plantear la relación con los hijos. Si las diferencias entre padres e hijos están asumidas por los padres, los hijos van a poder respetarlos, valorar su esfuerzo y colaborar de múltiples maneras. Pero esto no es lo que observamos. Por el contrario encontramos hijos que no valoran el esfuerzo de los padres e incluso los maltratan. Encontramos jóvenes que prolongan la adolescencia más allá de la cuenta. Encontramos padres que sostienen un gran esfuerzo sin la contrapartida y el reconocimiento esperable.

Nuevamente encontramos en la crisis del patriarcado y del modelo autoritario, la clave para entender a los adultos de esta generación. Los padres, que todavía no han terminado de elaborar las diferencias con sus propios padres, temen caer en el autoritarismo, y entonces flaquean o son inconsistentes en asumir la autoridad con sus hijos. Esto es percibido por ellos y puesto sobre el tapete, ya que a su vez están buscando un piso más firme sobre el cual apoyarse.

4.¿QUE NECESITAN LOS HIJOS DE LOS PADRES EN ESTA ETAPA? ¿CÓMO SITUARSE FRENTE AL HIJO QUE ELIGE. ES UN ADOLESCENTE O UN ADULTO?

Lo que necesita un joven en el momento de su elección es que lo ayuden a conocerse y reconocerse. Necesita poder acceder a esa síntesis particular de las distintas identificaciones que llamamos identidad. Necesita descubrir cómo es, cómo piensa, cuáles son sus verdaderos intereses, potencialidades y recursos. Qué es lo que verdaderamente le gusta o le gustaría hacer. Y en esta tarea de reconocimiento los padres pueden aportar anécdotas, recuerdos, juegos y características infantiles. Pueden ayudarlos a reconocer facilidades y estilos personales enriqueciendo su percepción. Pueden ayudarlos a buscar ayuda e información. Pueden acompañarlos en este proceso escuchándolos cuando lo necesiten, participando con ellos en la búsqueda de programas, charlas con profesionales y reconocimiento de facultades en la medida que ellos acepten o pidan este acompañamiento.

También pueden los padres ofrecer y sostener este acompañamiento cuando perciben que sus hijos lo necesitan. Seguimos conservando con nuestros hijos la misma diferencia de edad que poseían en el momento de nacer. Con esto quiero decir que a veces nos olvidamos de que pasaron muchos años y los sobreprotegemos. Otras veces, tal vez las más frecuentes, los vemos demasiado grandes y los tratamos como iguales. Quizás querramos compensar las diferencias tan marcadas que nosotros vivenciamos. Y al tratarlos como iguales los hijos se confunden, se ubican por encima nuestro y se quedan solos sin saber que hacer. Más tarde no podrán pedir ayuda porque subestimarán el mundo de los adultos.

Los padres podemos llegar a asustarnos y desvalorizarnos, pensando que ya no somos necesarios, pero esto no es así. Todavía nos necesitan mucho, pero les cuesta aceptarnos cuando no mostramos firmeza en nuestro rol de padres, cuando nos confundimos y nos ubicamos a la misma altura, o nos ponemos violentos.

5. ¿QUÉ PASA CON LOS ADOLESCENTES QUE NO PUEDEN ELEGIR? QUE CAMBIAN DE CARRERA EN CARRERA Y NADA LOS SATISFACE ?

Desde mi experiencia como orientadora vocacional con familias de adolescentes que no pueden elegir, he visto cómo junto con el restablecimiento de las diferencias, aparece la discriminación en los hijos acerca de cuál de sus intereses es el más importante, qué es lo que verdaderamente les interesa hacer y aparece el proyecto. Para poder elegir hay que poder jerarquizar, de lo contrario todo parece igual, nada llama la atención, por eso la abulia, el desinterés, la falta de objetivos y de energía.

Cuando reaparece el respeto y la valoración de las diferencias entre padres e hijos, los jóvenes pueden reconocer las diferencias y preferencias entre sus propios intereses, valorarlos, respetarlos, e incluirlos en un proyecto vocacional.

6. EL APRENDIZAJE DE LA POSICIÓN ACTIVA.

En este contexto social generador de tanta inseguridad y exigencia debemos más que nunca recuperar el lugar de apoyo para nuestros hijos, permitiéndoles el aprendizaje de las diferencias. Ya sea para poder insertarse en una empresa, o en forma independiente, siendo adolescentes que tienen que elegir una carrera o jóvenes que tiene insertarse en el mundo ocupacional, existe una exigencia común: la de desarrollar una actitud activa, de iniciativa y emprendimiento propio, ya que ninguna carrera profesional hoy es sinónimo de trabajo. Los padres somos los únicos que podemos enseñar a nuestros hijos esta actitud, promoviendo situaciones de respeto y diferenciación. Donde la firmeza se une con el afecto, donde el límite lejos del modelo autoritario, sea vivido como permiso para explorar y desarrollar toda una serie de nuevas posibilidades.

LIC. CLAUDIA MESSING –JUNIO 1998