EspecialLos jóvenes atraviesan una tarea árida a la hora de elegir una carrera. Muchos enfrentan una gran incertidumbre en medio de un escenario que se plantea con fuertes cambios sociales, económicos, de vínculos familiares y entre pares y con modelos de éxito que quiebran el aliento antes de comenzar a pensar en el futuro.
Los especialistas en orientación vocacional sostienen que uno de los pilares de la elección es el autoconocimiento sobre lo que a cada uno le gusta hacer y en qué lugar desearía desempeñarse.
Sin embargo, antes que esta cuestión de definición de un perfil vocacional, la psicóloga Claudia Messing, directora de la Escuela de Posgrado en Orientación Vocacional Vincular Familiar de Buenos Aires, señala que “los principales problemas actuales para elegir una carrera, y sobre todo para permanecer en ella, son la desmotivación y la insatisfacción de los jóvenes”.
La especialista explica que, a partir de la consulta por orientación vocacional, se distinguen básicamente tres grupos de problemas en los adolescentes.
Por un lado, están los jóvenes que luego de las distintas técnicas que se les proponen para que descubran sus propios intereses, no encuentran “ningún área del hacer o saber que les resulte verdaderamente atractiva y, si la encuentran, no pueden sostener sus objetivos” a largo plazo.
La psicóloga considera que “falla algo en el orden del dese no pueden interesarse profundamente por nada, porque están emocionalmente desconectados, apáticos y desmotivados”.
En muchos casos son estudiantes que van transitando una carrera y otra, “sin percibir que su desmotivación es general, no sólo con respecto a la carrera, sino prácticamente en todos los sentidos”.
Otro grupo de jóvenes que, trabajo de orientación vocacional mediante, logra identificar una carrera con cierta facilidad, pierde el entusiasmo a poco de comenzar “porque carecen de la capacidad de sostener sus intereses y entregarse a un objetivo que implica una disciplina y un esfuerzo totalmente diferentes a los que estaban acostumbrados en la escuela media”.
El tercer grupo de aspirantes a un destino profesional se caracteriza por padecer “temores y ansiedades fóbicas paralizantes”, dice Messing, quien estará en Córdoba el próximo lunes invitada por IES para coordinar una actividad de orientación vocacional.
La psicóloga explica que “la idea de estudiar una carrera les despierta fuertes sensaciones de encierro, agobio o aburrimiento”, lo que impide que comiencen sus estudios, aun sabiendo lo que les interesa, u otros “experimentan esas sensaciones durante el cursado, continúan con insatisfacción o abandonan”.
Simetría que desorienta. Paralelamente al autoritarismo y/o violencia que persisten en los vínculos familiares, “existen denominadores comunes que pasan por una mayor cercanía, confianza y demostración afectiva en el vínculo entre padres e hijos”, apunta Messing.
Y si bien la segunda situación puede considerarse como un progreso en el ámbito familiar, “no se ha podido acompañar de la construcción de buenos modelos de contención y diferenciación”, advierte la especialista.
Messing explica que “los padres establecen con sus hijos vínculos cercanos y afectuosos, pero a la vez simétricos e indiscriminados”, lo que se traduce en “exceso de confidencias, protagonismo, explicaciones, dependencia emocional, falta de límites, confusión de roles y confrontación de igual a igual”.
Así, cuando llega el momento de elegir una carrera se “hiperexigen como si fueran adultos, porque “ya tendrían que saber y poder”, antes que explorar y conocer. El lugar de grandes en el interior de sus casas, los paraliza en el mundo del afuera”.
Por otra parte, en la adolescencia necesitan desconectarse de las relaciones “cercanas” y en el proceso quedan desconectados emocionalmente de lo padres, pero también de ellos mismos, de sus propios intereses y de lo que los rodea fuera del hogar.
En relación a los modelos que se proponen en la actualidad, la psicóloga sostiene que “el discurso exitista, el facilismo y la inmediatez que transmite el mercado de consumo, los medios de comunicación, determinadas figuras de éxito de nuestra sociedad y algunas instituciones educativas como parte de su estrategia de marketing, impregnan proyectos de los jóvenes, porque engarzan a la vez en la propia velocidad, inmediatez, intolerancia a la frustración que caracterizan a las personalidades actuales en función de los vínculos simétricos e indiferenciados que se internalizan dentro de la familia”.
Messing concluye: “Se produce una verdadera potenciación entre lo que ocurre en la cabeza de los jóvenes y los discursos del afuera que dañan y frustran sus proyectos, volviéndolos irrealizables”.
La especialista entiende que el momento de elección de una carrera es muy oportuno para replantear los vínculos familiares, “revisar conductas y realizar cambios para evitar futuros fracasos y abandonos”.